El cuello uterino es la parte inferior del útero, compuesta de fibras musculares, que se une a la vagina; Su tamaño y forma varían dependiendo la edad, el número de embarazos y de partos o abortos que se hayan tenido y el momento del ciclo hormonal de cada mujer.
Pero generalmente es de forma cilíndrica y mide 3 a 4 cm de largo y 2.5 cm de diámetro. En su centro se encuentra el conducto cervical que conecta el interior del útero con la vagina y el diámetro de este va de 6 a 8 mm normalmente.
En ginecología y obstetricia, se define la insuficiencia cervicouterina o cuello uterino débil, como la incapacidad del cuello uterino para mantenerse firme para soportar el peso de un embarazo hasta el final, debido a alguna alteración en su anatomía o composición.
Esta insuficiencia cervicouterina complica el 0.05% al 1.8% de todos los embarazos, pero durante el segundo trimestre puede alcanzar el 16 al 20% de causas de pérdida del embarazo.
La mayoría de las pacientes no tienen problema para lograr embarazarse, sin embargo, se producen abortos del segundo trimestre del embarazo, (la semana 13 de embarazo) y hasta antes de la semana 37, lo que se considera un parto prematuro y tiene complicaciones en el desarrollo y madurez del recién nacido.
Durante estas semanas, el feto, el líquido en el que está inmerso y los demás componentes del embarazo (placenta y membranas), llegan a un peso considerable, que vence la fuerza y resistencia del cuello uterino, por lo que las membranas empiezan a bajar hacia vagina, a través del orificio cervical, de una manera no dolorosa y variable en tiempo, pero generalmente corta, hasta que se produce el nacimiento.
Existen múltiples factores de riesgo para que esta patología ocurra:
Para el diagnóstico de este padecimiento es preciso consultar a un médico especialista ginecoobstetra, ya que la historia clínica es muy importante, considerando todos los factores de riesgo que pueden causarlo.
Algunas de las pruebas para detectar un cuello uterino corto, son:
En cuanto al tratamiento, el método más eficaz es colocar un cerclaje cervical, que consiste en introducir (suturar) un hilo quirúrgico en el cuello uterino a través de la vagina o el abdomen (en quirófano), para ayudar con el soporte del peso del embarazo para que el cérvix permanezca cerrado el mayor tiempo posible.
Algunos tipos de cerclaje, son:
Estos procedimientos serán cuidadosamente seleccionados por el médico ginecoobstetra, quien, tras una revisión y estudios indicados, te orientara sobre la mejor manera de lograr llevar un embarazo sano, brindando opciones para el bienestar de ti y de tu bebé.
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